En la academia una parte del debate postula que los cambios tecnológicos y sus innovaciones prevén un futuro de pérdida de empleos (Rifkin, 1996; Chui, Mnyika y Miremadi, 2017; Rodríguez, 2017) mientras que otros plantean que las nuevas tecnologías crearan nuevos puestos de trabajo sin perder de vista un proceso de transformación y ajuste de los mercado de trabajo (Rodríguez, 2017)
La evolución tecnológica viene impulsando cambios a nivel global sobre las formas de organización de la producción y sobre las estructuras productivas lo que tiene impacto transformando los mercados de trabajo en tanto niveles de empleo, salarios como así también en la dinámica de las ocupaciones (OIT, 2018) Estos cambios permiten la transformación de la naturaleza de las ocupaciones, en particular de algunas de sus tareas. Frente a ese escenario, la pregunta general consiste en determinar si esas innovaciones se constituyen como fuentes de exclusión o una oportunidad para generar más empleos de calidad.
Claro está que sobre esta revolución tecnológica, existen aspectos estructurales donde interviene el factor poblacional (las edades de la población), la heterogeneidad y fragmentación de los procesos productivos y las cadenas de valor y las herramientas tecnológicas aplicadas.
Según un informe de la OIT para 2019 para Argentina en relación a estos debates destaca:
Ventajas:
- Las empresas que introducen innovaciones tienden a generar más empleo y empleo de mejor calidad
- La estructura productiva local tiene puentes hacia los sectores tecnológicamente dinámicos para su desarrollo al compartir, en numerosos casos, una misma base de competencias laborales
- Las instituciones de formación y la institucionalidad del trabajo constituyen una fortaleza a la hora de pensar nuevos marcos para la formación y capacitación laboral que demandan los empleos del futuro
Riesgos:
- Las nuevas formas de contratación amenazan los logros alcanzados en protección laboral y calidad del empleo
- Las empresas que demandan nuevos perfiles muchas veces recurren a contratar trabajadores más jóvenes en lugar de invertir en la formación de los ya contratados
- En la estructura productiva argentina existen grupos de actividades que concentran tareas de baja calificación y también una porción mayoritaria del empleo que no se articula con los nuevos sectores a través de las competencias que poseen sus trabajadores. Deberán realizarse esfuerzos para alcanzar la reconversión o proteger los puestos de trabajo en un contexto que declinan ciertas actividades
- Los marcos formativos institucionalizados muchas veces son reacios a acompañar los cambios y poco permeables a modificar programas de estudio
- Existe baja interacción entre los diferentes sectores de la economía y queda pendiente el desafío de su baja escalabilidad
La creación, adaptación y destrucción de empleos en vinculación con los avances tecnológicos, según un informe de OIT (2019), destaca que los grupos de ocupaciones de mayor nivel cognitivo tienen más posibilidades de mejora y existe más creación de empleo, mientras que las ocupaciones más elementales, de tareas menos complejas, pierden al no lograr ser reemplazadas por otras nuevas. Por ello, en relación al perfil productivo, las ramas asociadas a ingenierías y el complejo automotriz generan más flujo de nuevas ocupaciones en contraposición a las de servicios.
Para tomar dos ejemplos de coyuntura, el teletrabajo y las ocupaciones vinculadas a las economías de plataforma, son expresiones que se intensifican como nunca, por su desarrollo previo a la pandemia y hoy mas que nunca llegan para quedarse.
Las dificultades observadas en el teletrabajo implican problemas en la disposición del espacio físico para el desarrollo de las tareas, la organización con la familia para el ejercicio de la actividad laboral, mas compleja para los hogares numerosos e incluso la calidad de los servicios (fundamentalmente internet). Además se destaca una mayor intensificación en la realización de las tareas con un impacto que puede afectar a la salud y creatividad de los trabajadores y las trabajadoras. Hoy la frontera entre el tiempo de trabajo y el tiempo fuera del trabajo se diluye al encontrar como lugar de trabajo común el hogar.
Otro tanto sucede con las economías de plataforma, que últimamente se constituyen como una de las únicas alternativas para mantener la actividad, en particular en el comercio. Sin embargo queda pendiente un debate que ha sido eje de la discusión a inicios de este año en relación al encuadre legal y sindical de sus trabajadores y trabajadoras en cuanto a sus derechos y obligaciones: ¿son independientes o en relación de dependencia? ¿las empresas deben responsabilizarse de los accidentes de trabajo o son simples intermediarias? Si bien se han hecho importantes avances en la discusión es un tema para seguir de cerca.
Lo cierto es que entre las alternativas que vinculan cambio tecnológico, innovación empresarial e inclusión laboral, las políticas de formación y capacitación para el empleo ocupan un lugar central en las estrategias gubernamentales para lograr mayor rentabilidad empresarial sobre la base de las innovaciones adecuando competencias y conocimientos de los trabajadores y trabajadoras. De esa forma se potencia el logro de inclusión-vinculación y re-vinculación sobre la transformación de las ocupaciones. Aquí la participación de sindicatos y empresas para la generación de políticas es central y es el desafío que hoy nos convoca.
Referencias:
Chui, M., Manyika, J. y Miremadi, M. (2017), «The Countries Most (and Least) Likely to be Affected by Automation», Harvard Business Review. Recuperado de <https://hbr.org/2017/04/the-countries-most-and-least-likely-to-be-affected-by-automation> [ Links ]
Ernst, C y Robert, V (2019) Cambio tecnológico y futuro del trabajo. Competencias laborales y habilidades colectivas para una nueva matriz productiva en Argentina. Buenos Aires, Oficina de la OIT para la Argentina.
Rfikin, J (1996) The end of work. New York. Putman’s Sons.
Rodríguez, J.M. 2017. Transformaciones tecnológicas, su impacto en el mercado de trabajo y retos para las políticas del mercado de trabajo. Santiago, CEPAL.